Tres personas ingresan diariamente a servicio de urgencia por un ataque cerebral

No poder sonreír de manera simétrica, la imposibilidad repentina de hablar y ser incapaz de levantar ambos brazos al mismo tiempo hacia el frente, son las principales señales de que está ocurriendo un ataque cerebrovascular, una patología que en Ñuble es la segunda causa de muerte por enfermedades vasculares.
Cada 29 de octubre se celebra el Día Mundial contra el Ataque Cerebrovascular, instancia en la que se busca alertar sobre esta patología.
Todos los días, en promedio, tres personas ingresan a la Unidad de Emergencia del Hospital Clínico Herminda Martín por un ataque cerebrovascular, es decir, 1.274 personas al año. Esta patología es la segunda causa de muerte en la provincia de Ñuble, responsable de 105 fallecimientos en Ñuble el año pasado.
Pese a la frecuencia de este problema, su gravedad e impacto en la calidad de vida, de acuerdo a un estudio del Ministerio de Salud, el 75% de la población no es capaz de identificar sus principales síntomas enfermedad, comenta la Jefa del Servicio de Neurología del Hospital Clínico Herminda Martín, Dra. Angélica Véjar.
Un ataque cerebrovascular es el resultado de una brusca interrupción del flujo de sangre a un área específica del cerebro, que puede ser por oclusión o ruptura de un vaso sanguíneo, explica la neuróloga.
“Se caracteriza por presentar síntomas de manera súbita. Los principales son la debilidad en un lado de la cara, un lado caído. Así como también la debilidad o falta de fuerza en alguno de los brazos y la confusión o dificultad para hablar”.
Ante la aparición repentina de estos síntomas la facultativa llama a dirigirse de inmediato a la unidad de emergencia de un centro hospitalario.
La prevención siempre será el mejor y más eficaz consejo para evitar un accidente cerebrovascular. Por esta razón, los médicos recomiendan controlar la hipertensión arterial, el colesterol elevado y la obesidad. Como recomendaciones de hábitos se aconseja no fumar, hacer ejercicios y evitar el abuso de alcohol.
Red de atención
Siempre los infartos cerebrales requieren hospitalización y en el servicio de neurología del hospital local es recurrente este diagnóstico. En 2010 se creó la Unidad de Tratamiento de Ataque Cerebrovascular (UTAC) con equipo especializado en el manejo de esta patología. Se espera en el corto plazo habilitar una unidad similar en el Hospital de San Carlos.
El Director (TP) del Servicio de Salud Ñuble, Iván Paul, precisa que hay ciertos episodios menos graves y menos complejos que pueden continuar su etapa de recuperación en los otros hospitales de la red, incluyendo los comunitarios. “Este avance ha significado pasar de 57% a un 84% las hospitalizaciones con tratamiento y atención de acuerdo a protocolos. Se usan eficientemente las camas disponibles en todos los hospitales y no sólo en el Hospital Herminda Martín, que tiene una alta demanda de ingresos por otros problemas de salud”•, explica el directivo.
“Para ello, se ha capacitado al personal y se contrataron turnos de enfermería para disponer de esta profesional las 24 horas del día (antes de 8 a 17 horas)”.
Rehabilitación
Entre un 40% a un 50% de las personas que sufren accidentes cerebrales tienen secuelas que van a requerir algún grado de apoyo. Por ello, también se han capacitado a distintos profesionales de los centros de salud -médicos, enfermeras, kinesiólogos, terapeutas ocupacionales y fonoaudiólogos- un equipo que a través de diversas terapias y técnicas colabora en la rehabilitación para conseguir una situación funcional, familiar y social lo más próxima a la que el paciente tenía previo al accidente cerebrovascular.
Clínicas Móviles
De los usuarios de las clínicas móviles de rehabilitación del servicio de salud Ñuble, un 30% corresponde a pacientes con secuelas de ataques cerebrovasculares. Las secuelas son variadas, dependiendo de la zona del cerebro que resulta dañada, y van desde trastornos motores con dificultad para caminar, hasta deficiencias en las funciones cognitivas como lenguaje y memoria.
Esta estrategia de intervención ha permitido disminuir las barreras de acceso, especialmente en zonas rurales, con un plan específico de rehabilitación ajustado a las distintas necesidades de los beneficiarios.